Inappropriate reviews

En el mundo de la música rock, envejecer es una maldición: todos tenemos grabado en lo más hondo que el rock es cosa de jóvenes. Pero la juventud se acaba pronto y se puede disimular, pero no hasta el infinito. Nosotros envejecemos, pero afortunadamente los músicos también. ¿Qué les ocurre a los músicos cuando van pasando los años? Pues que se cansan, se repiten, que cruzan el punto más alto y empiezan a caer, rodando hacia abajo por la pendiente del desengaño del mundo. Como nos ocurre a los demás mortales. ¿O no es así? Por supuesto que siempre no. Y esta afirmación es la que para mí resume mejor este disco hermosísimo de Pendragón: sangre madura que corre por unas arterias sabias por viejas, por haber corrido por la vida, atravesando placeres y desdichas. Ahora, con la edad, los músicos pueden decir cosas tan precisas y difíciles que sólo la edad posibilita. Por fin la envidia que sentimos de la música clásica, su madurez, se aplaca, porque nos damos cuenta de que también nosotros, amantes del rock, podemos dejar de intentar parecer adolescentes y está permitido sentarse plácidamente en la butaca y escuchar a Barret y Nolan con la atención que se debe a los grandes de otros siglos. ¡Por Dios, nosotros, que no íbamos a la iglesia de chavales, creíamos sin embargo que la música nos salvaría y nos conduciría al paraíso! Y así fue, pero sólo entonces. Luego, al crecer, nos fuimos quedamos solos, porque Pink Floyd, Led Zeppelin, The Who, Jethro Tull, Génesis, King Crimson o Wishbone Ash escogían caminos diferentes a los nuestros. ¡Traidores, que nos abandonaron! ¿O éramos nosostros los que les abandonamos? En todo caso, ¿quién hará la música de mis 48 años? Tengo una respuesta. Esta obra de Pendragon, varios años después de la opus anterior, años que no se sabe muy bien cómo han pasado tan rápido (¿te suena eso de la velocidad del tiempo?), llega cuando estábamos decaídos. ¡Cuanto rock progresivo sin alma! Y sin embargo este disco de -los 'antiguos y repetitivos dicen algunos- Pendragon está repleto de joyas sonoras, frescas como lechugas: es extremadamente variado y te conduce de viaje por terrenos melódicos... que me recuerdan los versos místicos de un gran poeta español: la música callada la soledad sonora Para mi gusto los temas más bellos son 'The Wisdom Of Solomon' y 'Learning Curved' donde la guitarra lírica nos humedece los ojos y nos encoje el corazón, porque la esperanza -parece decir- no es incompatible con la pena. Curiosamente, en la gira actual, o al menos en el concierto que puede ver, la banda no los interpreta, es una lástima. El disco contiene algo no muy frecuente: recitados (en 'The Wishing Well - a. For Your Journey' o 'The Edge Of The World') que ponen la carne de gallina. También hay cánticos con unas melodías sacadas de las profundidades, como en el tema que da título al conjunto, 'Believe'. También hay una estupenda canción rokera para mover el esqueleto dolorido: 'No Place For The Innocent', pero no es la que da el tono principal al disco. El tono principal son las bellísimas melodías arropadas por texturas y textiles sonoros tiernos y espesos, que avanzan plácidamente, hasta que, como en las mejores amistades, sobreviene una discusión, como en ''The Wishing Well - d. Two Roads'. Por favor, Barret, Nolan y compañía, regaladnos con una obra madura como esta el resto de los años de nuestra vida. Envejezcamos juntos, sin prisas. (Nota: lamento no saber el suficiente english para escribir esta reseña en esa lengua, pero no podía dejar de escribirla)

Posted Monday, August 21, 2006, 04:37 EST